Crónica y fotos de Brutus – Wurlitzer Ballroom (Madrid) – 07/10/2019
Llevar altas expectativas a un concierto no me parece una buena idea. Intento mantenerme al margen de lo que espero. Vaciarme y dejar que la actuación hable por si sola. Pero abstraerse de esto no es fácil. De la misma manera que se hace complicado no comparar a un libro con “su” película, por muy diferentes que sean los formatos, lo mismo pasa con un disco y su presentación en directo. Y es que Nest de Brutus me parece tal obra maestra que antes de verlo, ya lo extrapolé a cómo serán ellos en el escenario. Contenido pero descarnado. Lleno de pasión…
Un lunes, en Madrid, en una sala como la Wurlitzer Ballroom que no abre antes de las 22:00. Sobre el papel sonaba a lo que vulgarmente calificaría de hostiazo. Pero nada más lejos de la realidad. Cola considerable antes de entrar y me lanzaría a decir cómo de lleno estaba, pero la altura no me dejaba vislumbrar el final. Yo sólo veía cabezas y más cabezas.
Así, llegadas a las 22:30, el trío belga comenzó, al igual que Nest, su show con “Fire”. Muy poco a poco, dejando que la voz de Stefanie penetrara en el público antes de desatarse y contagiarnos a todos con sus sonidos, sus riffs punzantes, su rabia…
Y es que finalmente sí dieron lo que esperaba de ello, con las limitaciones del pequeño escenario de la Wurlitzer, aún así bien aprovechado, las ventajas de ser solamente tres.
Aunque su a priori protagonista, la mencionada Stefanie, no se iba a mover mucho de su sitio, es lo que tiene estar detrás (o al lado, por cómo estaba colocada) de una batería, la intensidad que imprimió a cada instante se sintió en el ambiente que creó junto a sus compañeros. Una oscuridad brillante que en directo se hace más fuerte y que golpea como un huracán.
Doce canciones como doce mazazos, repartiendo casi a partes iguales el set entre sus dos discos, siete de Nest y cinco de Burst. Tocadas casi sin apenas descanso más que para un gracias de una banda visiblemente emocionada, que estaba disfrutando lo que hacía y que supo transmitirlo.
No, no es bueno ir con las expectativas altas a un concierto. Lo más probable es terminar decepcionado. Algo que podría haber sido bueno, acaba siendo valorado por debajo de lo que se merece por ideas traídas de casa. Pero cuando se cumplen la sonrisa, la sensación de haber visto algo enorme, tarda en desaparecer mucho tiempo.
Texto y fotografía: Alejandro Sanz